miércoles, 12 de enero de 2011

LA POESÍA ES TRANSMITIR UNA BÚSQUEDA



Autor de 17 obras de genealogía, ontología, epistemología, historia y poesía. Fundador de la Academia Alternativa de la Historia. Joven y sencillo, Oliver Lis habla un poco sobre la poesía.

POR: Alejandro Córdoba


“No sé si tenga tiempo para darte la entrevista. Mi tiempo libre son retazos, retazos que no alcanzan ni para hacer unos calzoncillos”, fue lo que escuché de ese barítono a través de mi celular cuando intentaba concretar una cita. “Bueno listo, veámonos en el pueblito patojo”, así terminó la conversación con un joven poeta oriundo de Bogotá. Acababa de fijar un encuentro de preguntas y respuestas que no daría más que para hablar de poesía.

Una pasión. Un letrado que comenzó a ser cultivado desde los 24 meses de nacido, cuando su abuelo ya le enseñaba a leer. Un joven que desde los once años, inició una búsqueda angustiosa al por qué de las cosas “tenía preguntas ontológicas sobre el sentido de mi existencia”.

Alto y delgado, de barba tupida, al ritmo de la musicalidad de sus versos, estrofas y rimas de su existencia, con su caminar pausado opuesto al de la vida cotidiana, llega él. “Un par de cervezas o qué” me dice sin preámbulos. Con una leve presentación de apretones de mano, comienza a recitar sus primeras frases dotadas de esa búsqueda, que en cada letra que escribe o dice, transmite.

“La poesía para mi es un bastón en el ascenso hacia la cumbre, es un elemento necesario para mí, para llegar al punto cero de la neurona, donde no hay representación del mundo. Creo que todos estamos detrás de ese punto cero. La pregunta es ¿por qué? Si será que nos aburre la realidad o si será que de alguna forma el inconsciente del ser humano se da cuenta de que esto, la realidad, carece de sentido”

“Fumas” me dice extendiendo su cajetilla de cigarrillos, “no gracias, con la cerveza no más” le contesto. Se sonríe y tira una bocanada de humo hacia el aire. Un breve trago de cerveza para bajar la nicotina de su garganta. Víctor Manuel Cortés, o como se le conocía en el mundo de la poesía, Ángel Sierra Basto, era su abuelo. De gran creatividad, pasó de la poesía maldita a la poesía mística influenciado por Nerval y otra serie de poetas angustiados.

Oliver tuvo la suerte ser nieto de Víctor Manuel, quien alimentaría su infancia con poemas místicos, como Transmigración. Sin pedirla nada Lis, aparta el cigarrillo de su boca, llena sus pulmones de aire y comienza a imponer su voz “cataratas de vidas, con aludes de muertes, vendavales de angustias, cien resurrecciones, tifón que apagas luces y en barro me conviertes, huracán que me siembra por distintas naciones, tempestad que los ciegos vuelve clarividentes, terremoto en el Karma, descuajando pasiones, torrentera de luces que se vuelcan en las mentes y furor y tortura de las transmigraciones” finaliza con la mirada perdida en el aire, como si se hubiera transportado al momento en que su abuelo le recitaba aquél poema.

“Mi abuelo había asistido a todos los banquetes de Platón, es decir había cometido todos los excesos: trago, drogas, putas. Era de una gran creatividad. Ya después de un tiempo de tantos banquetes se refugió en el misticismo. Alguien decía que el oficio del poeta era llegar al desorden ordenado de los sentidos para convertirse en vidente y eso le pasó a mi abuelo”.

Cuando Oliver alcanzaba los 8 años de vida, sería su mismo abuelo quien vaticinara que su joven nieto sería quien rescatara su obra, los diferentes poemas y escritos que en incansables horas de escritura dejara sobre el papel y que muchos años más tarde sería recopilado, en honor a su abuelo, en el libro llamado "Vida & Obra del poeta papelípola Ángel Sierra Basto". “Esa figura que fue la de mi abuelo, va a ser buscada por mí afanosamente durante mi adolescencia”.

El paladar recibe constantes tragos de cerveza. “Fumas” me dice extendiendo su cajetilla de cigarrillos. Tomo uno, sólo para calmar el frio que de la noche comienza a desprenderse. Se levanta un momento en busca de candela para encender su cigarrillo “qué pena, pero olvidé traer la mía”.
“La poesía comunica la búsqueda del ser humano. Encuentras poesía sensual, erótica, donde refleja que la búsqueda del poeta está en lo sentidos” Menciona a mis espaldas mientras se acerca a su silla. Aparta el cigarrillo de sus labios y me lo pasa para que encienda el mío.

Para hacer poesía Oliver, se basa en la angustia, la existencia del hombre, porque para él la vida es eso, una angustia. Algún autor llegaba a defender la felicidad no como algo que se consigue, sino como estar más angustiado cada día.

Oliver Lis basa su inspiración en las cosas más cotidianas, la naturaleza, las flores, el sonido de una cascada “el canto de un pájaro cuando el alma está despierta (…) Hoy en día la gente ve el milagro del amanecer, de la madrugada y escasamente piensan que está amaneciendo” Sonríe irónicamente. Otro sorbo de cerveza. Un trago más de humo.

¿Se puede enamorar el hombre más de esos amaneceres y de esos cánticos de los pájaros cuando se reflejan en la poesía? Le pregunto. Miro el brillo rojizo de su cigarrillo. El humo brota. “Lord Bayron decía que nada se podía comparar, por ejemplo, los poemas del mar, con el mar mismo. El mar era un poema en sí, mas que cualquier poema, porque los poemas que quisieran imitar al mar no iban a llegar a semejante nivel de belleza”.

Según Lis la poesía no trata de imitar la realidad, ni de hacerla más bella, se trata de darle un sentido diferente, jugar con esos elementos para traer unos conocimientos sibilinos o un conocimiento sugerente o un estado de búsqueda que para él, es lo que debe ser la poesía.
“Por eso yo cuando escribo, trato de escribir una búsqueda, que trata de acabar ese mi mismo, para comprenderme un poco. Yo pienso que la poesía, puede llegar a convertirse en algunos casos en un proceso de reflexión”.

Sin intención de llagarle a los sentimientos de nadie, Oliver se refugia en medio de sus libros, de sus letras, de su tranquilidad, para interpretar eso problemas existenciales que rodean al hombre “Escribo solo para compartir un sentimiento de búsqueda”

“¿Otra cerveza?” le pregunto. Asiente sonriente. “¿otro cigarrillo?” lo acepto. El proceso de buscar y encenderlos es el mismo. La noche es un poco más helada. Hay muchos jóvenes que forman algarabía desesperante, pero Oliver se concentra en sus palabras. Cada vez que habla mira un punto fijo en la nada. Como si ese fuera su centro de inspiración.

“La poesía surge desde el alma. El alma envíe un mensaje y ese mensaje se convierta en un poema, en algo creativo, porque esa es la creatividad, porque en la mente todos los procesos son condicionados, corresponden a recuerdos, sensaciones, experiencias, puede haber particularidad mas no creatividad”.

El cigarrillo desaparece lentamente de sus dedos a punta de bocanadas. Se desvanece con el frío helado. Las cervezas mueren. La conversación llega a su ocaso. “Quisiera fundirme como la gota en el océano de toda felicidad en toda conciencia. Convertirme en uno con Dios ese es lo que busco con mi vida” dice con su voz de barítono.” ¿Qué necesito para entender la poesía? Le pregunto antes de marcharnos. “Se necesita estar sintonizado con la búsqueda del autor, de la existencia, del sentido. Lo que decía el Oráculo de Delfos, hombre conócete a ti mismo, pues te sentirás más identificado con los poetas místicos”.

Todo se acaba. Nos marchamos. Seguimos hablando un momento más de poesía. “¿cuál es el poema que más te gusta?”. “Uno de Leopoldo Panero, solo que no me lo he aprendido, creo que un mecanismo de defensa ha sido no aprendérmelo, para que cada vez que lo lea me sorprenda”. Sonríe busca mecánicamente los cigarrillos, pero se da cuanta de que ya se acabaron. Sus manos se esconden en los bolsillos de su chaqueta. Nos vemos Andrés, salud por la poesía.

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